ENTREVISTA MARINA GATELL

- Los actores que participan en seriales diarios se suelen quejar del exceso de trabajo.
Es verdad, es mucho trabajo. Conocía el ritmo de la televisión, pero hasta ahora creo que he estado de vacaciones. Además, es un personaje muy enrevesado y tienes que estar pendiente, no sólo de la secuencia con el compañero y los diálogos, sino de la esquizofrenia mental que tiene. Tengo tantas cosas en la cabeza que, al final, me voy a acabar llamando Lalela.

- ¿Cómo ha preparando este papel?
Es complicado y muy interesante. Es como si te posee un cuerpo y eres consciente porque, como tu cerebro sigue siendo el mismo, puedes analizar nuevas sensaciones.

- Encima es un tipo machista, misógino y manipulador.
La serie habla de un tipo de hombre y de lo mucho que uno emana ante los demás por su apariencia física. Hasta ahora, había afrontado todos los personajes desde una pérdida de la inocencia, a mujeres que les había pasado algo y experimentaban un aprendizaje. Pero aquí es al revés; tengo que ganar inocencia en todo porque este tío lo tenía super claro, se creía el rey del mundo y, de repente, tiene que deshacerse de todo eso y vivir sensaciones, sentimientos y situaciones nuevas como, por ejemplo, entrar a un baño de chicas.

- Su tabla de salvación es el trabajo porque es un alto ejecutivo.
Ahí está el conflicto porque cuando se convierte en mujer tiene toda la información y, como es buenísima en lo suyo, pues tienen que aceptarla. Y en el medio laboral se encuentra con la fobia de las mujeres hacía una mujer y la de los hombres hacía una mujer con poder.

En cierto sentido, es una producción ejemplarizante, porque Lalo convertido en Lola sufre en sus propias carnes el machismo.
Lo que sí creo que tiene es un mensaje de tolerancia. El sufre una pequeña muerte, un cambio, no está acostumbrado a que duden de sus decisiones. Su nueva perspectiva le hace más humano y más grande.

¿Cree que la sociedad española es machista?
En este tema estamos condenados a una lucha perpetua. Además, hay un machismo hereditario, tanto por parte de ellos como de nosotras, aunque es obvio que hay otras sociedades mucho más machistas que la nuestra

¿Cómo llega a la interpretación?
Siento que las decisiones importantes no las he tomado yo. Soy de un pueblecito muy pequeño cerca de Manresa y mi madre, en verano, siempre organizaba un día de teatro en la calle, pero yo no tenía papel porque era muy pequeña. Debí de quedarme con las ganas porque luego, en el colegio, escribía obras que representaba con los amigos. Cuando me trasladé a Barcelona fui modelo para ganarme la vida y pagarme mis estudios de teatro que nunca acabé porque me iba saliendo trabajo.

Un día se presentó a las pruebas de 7 vidas y se convirtió en la amiga de Blanca Portillo
Tenía 19 años, hice como siete pruebas y me cogieron. Antes de Lalola, lo más importante que había hecho fue una serie en Cataluña con Joaquín Oristrell, Mayoría absoluta, comedia en la que estuve cuatro años.

¿Y cuando le llamaron para hacer Lalola?
Se me saltó una lentilla del ojo por la emoción. Salir en la tele es una gran responsabilidad y un arma muy importante porque entras en la casa de las personas. Lo que peor llevo es el ritmo, son doce horas diarias de trabajo y luego en casa tengo que estudiar 20 secuencias

Fotos de Marina-Octavi-Olalla.